la ciudad de los sepulcros de nuestros padres

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(Nehemías 2,5)

Énjuga nuestras lágrimas amado Padre, ábrenos las puertas de tu ciudad, y que sean llenas las moradas que fuiste a preparar. Que las habiten las almas de tus hijos que sufrimos esperando poder reunirnos contigo, que podamos volver, como quería volver Nehemías, a la ciudad de los sepulcros de nuestros padres y vivir, Padre, para siempre bajo el calor de tu abrazo.

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