Señor sé que tienes junto a ti seres magníficos que te sirven de día y de noche. Creo que si pudiese verles me sentiría un ser despreciable. En realidad, aunque me molesta, me cuesta imaginarlos sin enormes alas blancas e iluminadas. Preferiría no imaginarles con niguna forma y dejarme sorprender. En tu Palabra he conocido también un tipo muy distinto de siervo, como lo era Nehemías, que según él mismo contó ocupaba sus días sirviendo a un extraño monarca pagano, probando bebidas potencialmente venenosas. ¡Señor qué otros trabajos no harían otros deportados como Daniel, Hananías, Azarías y Misael!. En esa fecha había Nehemías adquirido cierta confianza de Artajerjes sin duda por la calidad y la fidelidad que demostraba en su trabajo. Tenía una posición conseguida a pulso que puedo imaginar había aprendido de tu ley y hacía como sacrificio y alabanza a ti. Y sin embargo, aquel día, después de cuatro meses orando y meditando el asunto en su interior, horrorizado por el estado en el que s