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Mostrando entradas de septiembre, 2010

lo queremos todo

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Señor, mi Dios, envuelto en la angustia que producen mis crisis familiares y económicas -Padre, sabes cuánto echo de menos a Érika-, oyendo otra vez las palabras que tu hijo Jesús habló cuando estuvo con nosotros, he vuelto a sorprenderme de la confusión de mi mente, de lo distinta que es siempre mi apreciación de la realidad, al juicio que haces tú de ella. Padre, al volver a descubrir cómo son precisamente los desheredados, extranjeros y pobres aquellos que son bendecidos por ti, Señor, no puedo dejar de recordar también que tu mismo hijo no tuvo dónde recostar su cabeza, ni tampoco una gran familia a su alrededor que le consolase a parte de a ti su Padre, que estabas en los cielos. Estoy seguro de que tenerle lejos a él tampoco fue fácil para ti. Y Señor, que también eres Padre mío por tu misericordia, necesito pedirte perdón por menospreciar lo que me has dado, porque lo que tengo inevitablemente lo tengo porque tú así lo has querido, y debe ser eso precisamente lo que necesito se