su extraña obra
"que guarda el pacto y la misericordia" (Nehemías 1,5) Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guardas el pacto y la misericordia a los que te aman y guardan tus mandamientos, que no apartes tu mirada de nosotros en estos momentos. Señor como Nehemías, de nuevo vuelvo -sin haberlo buscado- a aquellas palabras tuyas que me recuerdan tu inmutabilidad y la conveniencia de ella: "Porque yo Jehová no cambio, hijos de Jacob, por eso no habéis sido consumidos". Ante la ligereza con la que hacemos los cambios nosotros, Señor, tú permaneces para siempre. Señor, Padre, no cambias en tu pacto, pero tampoco en misericordia. Alabado seas, pues siendo el más fuerte, grande y temible de todos los seres -aun mayor que cualquiera de los monstruos imaginados por la mente humana- no olvidas tampoco tu misericordia. Como la roca sirve a los naufragos de refugio en la tormenta así nos sostienes a nosotros, pequeños infieles y déspotas, que buscamos tu rost