su extraña obra


"que guarda el pacto y la misericordia" (Nehemías 1,5)

Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guardas el pacto y la misericordia a los que te aman y guardan tus mandamientos, que no apartes tu mirada de nosotros en estos momentos. Señor como Nehemías, de nuevo vuelvo -sin haberlo buscado- a aquellas palabras tuyas que me recuerdan tu inmutabilidad y la conveniencia de ella: "Porque yo Jehová no cambio, hijos de Jacob, por eso no habéis sido consumidos". Ante la ligereza con la que hacemos los cambios nosotros, Señor, tú permaneces para siempre. Señor, Padre, no cambias en tu pacto, pero tampoco en misericordia. Alabado seas, pues siendo el más fuerte, grande y temible de todos los seres -aun mayor que cualquiera de los monstruos imaginados por la mente humana- no olvidas tampoco tu misericordia. Como la roca sirve a los naufragos de refugio en la tormenta así nos sostienes a nosotros, pequeños infieles y déspotas, que buscamos tu rostro y tu perdón. Sólo tú, la roca de la que hablaron los profetas y apóstoles, que a diferencia de las otras obras religiosas o no, serán sometidas a tu obra: "su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación..." "y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo". Que ese día terrible estemos contigo, te pedimos, confiados en tu eterna Palabra y en el nombre de tu amado único hijo Jesús.

Comentarios

flaticida ha dicho que…
"Nadie viaja, ni en la vida ni en la muerte, tan lejos que no pueda encontrarte, que tú no estés ahí, pues tú estás en todas partes -manantiales, en cambio, no hay en todas partes; los manantiales sólo están en determinados lugares. Y además -¡con arrolladora seguridad!- tú no permaneces como el manantial en un lugar; tú acompañas al viajero; ¡ay!, nadie se extravía tanto que no pueda volver a encontrarte, tú, que no sólo eres como un manantial que se deja encontrar -¡pobre descripción de tu ser!- tú, que eres como un manantial que busca al sediento, al extraviado, lo que nunca se ha oido decir de un manantial. De esta forma, tú, invariablemente, siempre y en todas partes puedes ser encontrado. ¡Oh, cuando quiera que un hombre venga a ti, cualquiera sea la edad, cualquiera sea el momento del día, cualquiera sea el estado, siempre y cuando venga sinceramente, siempre encontrará (como la frescura invariable del manantial) tu amor ingualmente cálido, tú Inmutable. Amen." Sören Kierkegaard
Anónimo ha dicho que…
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