contra ti



"confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti" (Nehemías 1, 6)

Creo que entiendo bien que le dieses a tu pueblo el nombre de "El que lucha con Dios". Cuando viste a Jacob luchando en Peniel quizá pensaste que aquello que caracterizaba a Jacob también nos caracterizaría a nosotros, tu pueblo. Nehemías, en su oración, no podía dejar de verse también en esa posición: en contra, "en extremo nos hemos corrompido contra ti" -oraba él. Sabes que a mi a veces me da la desoladora impresión de que no he hecho otra cosa más que pelear, Señor, si es necesario con el aire mismo, como Jacob, que peleaba hasta con su hermano en el vientre de su madre, contra tí, contra todo. Me gustaría pensar que en mi lucha, descerebrada a veces, como en la lucha que tuvo Jacob o Nehemías, realmente no pierda yo. El mismo Jacob sabía que haber perdido en esa situación, cara a cara contigo, habría significado su muerte. Confío Señor, amado Padre, que hagas conmigo como con Israel, que a diferencia de Babilonia, la ciudad que tomó preso a Nehemías y que en su lucha contigo fue asolada hasta hoy, tras luchar encuentre yo gracia en tus ojos y sea redimido. Me ha emocionado leer cómo Esaú, el hermano de Jacob, al que tanto había perjudicado en el pasado, salió al encuentro de Jacob, a recibirle, "y se echó sobre su cuello, y le besó y lloraron". Me ha recordado mucho a la historia que contó tu hijo Jesucristo, Padre, cuando estubo entre nosotros. También te he imaginado a tí, recibiéndome a mi, no a cualquier otro, como tampoco -según el Evangelio- el padre del hijo pródigo acogía a todos los que pasaban por allí, sino a mi, tu hijo prodigo. Y me he sentido amado y en paz, gracias, Padre. En el nombre de tu hijo Jesús, te doy las gracias por haberme dado tanto y te pido perdón por haber estado, a pesar de ello, tanto tiempo contra tí. Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

buscar lo sublime

Deseos

Marcos 4, 35-41