Ahora, pues, oh Dios fortalece tú mis manos



"Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada" (Neh. 6,9)

Los enemigos de Nehemías debían estar atemorizados con razón. Intento imaginar su sosrpresa. La primera impresión que habían tenido de los recién llegados, la impresión de que eran debiles y podrían someterlos facilmente a sus propios deseos, se desmentía a medida que la obra de los judíos iba siendo restaurada, prosperada por ti Padre. Los habiles ataques de los que se creían poderosos, ataques no sólo con armas sino también con mucha astucia, mentiras y con menosprecios que hacían divulgar sobre los que creían débiles, no tenían el efecto que ellos esperaban. "Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada" (Neh. 6,9) Estoy seguro de que la mayor parte de los judíos también estaba sorprendida, Señor, de ver cómo se multiplicaban sus fuerzas en contra de la adversidad. Señor me consta que tú sigues prosperando hoy tu obra, tu "extraña obra" en contra de la adversidad. Te alabo, Padre, porque me infundes aliento cada día y me sostienes con tu misericordia, a pesar de mi mismo y del menosprecio que hacen de mi mis enemigos. Ahora, pues, oh Dios, agudiza mi entendimiento para distinguir la mentira y "fortalece tú mis manos" (Neh.6, 9) para gloria y honor de tu nombre. Amén.

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